Esta fotografía que veis arriba es del año 2009. Si os fijáis, ya le iba saliendo algo de óxido que, por dejadez (seguramente), poco a poco fue expandiéndose y devorando este antiguo cartel anunciador de nuestro pueblo que, en cualquier caso, por estas fechas, ya estaba repintado. (Por aquí os dejé yo una postal del antiguo, que lucía ya en los años 70 y cuyo dibujo original uno reivindicaba entonces). Hoy en día ya no existe el cartel. Lo retiraron. ¿Dónde paran sus huesos? Nadie lo sabe (o no contesta). Supongo que lo cargó ¡el chatarrerooo! en su camión. Quizá no tenía arreglo, que no lo sé, pero ¿no valía la pena restaurarlo o -en su defecto- hacer otro similar?
Yo es que soy un nostálgico, ya me conocéis, sobre todo un nostálgico de las cosas que están chulas y algunos no saben apreciar. Son esas cosas que, con el tiempo, se han convertido (¡jorobar!) en emblemas de nuestro lugar, que cuesta poco conservar, que son -además- necesarias, porque es publicidad para Pedroñeras y un escaparate de lo que somos. Son cosas que tenemos que mantener, porque un pueblo que cambia constantemente su fisonomía no es un pueblo moderno, sino un pueblo sin identidad. Y si va cambiando algo, pues que no sea, al menos, aquello que ha de permanecer porque con ello nos identificamos, nos reconocemos. Es lo que pienso. Todo dentro de un orden. Estaría bien.
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