Es la única cruz de nuestro término, que uno sepa, dedicada a la muerte de un extranjero. Como indica la fecha impresa en la cruz, un 17 de mayo de 1981 un camión cargado de pieles de ballena se salía de la carretera general N-301, justo en el punto en que esta traza la curva del desvío, y fue a parar a la piscina de Pepito (la antigua, triangular) con la funesta consecuencia de la muerte de su conductor, el portugués Celso Miranda Barros. Todos los chicos (y grandes) acudimos a ver el resultado de la tragedia: el camión ahí metido y un olor intenso al material que cargaba el camión. Que los familiares tuvieran el deseo de poner esta cruz en el lugar próximo a su muerte es algo más que respetable. Por eso uno se enfurece cuando ve algunas de estas cruces tiradas en las cunetas o retiradas de su sitio cuando una carretera o camino se ensancha. Os dejo unas fotos de la misma.
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