Miguel Ángel Vellisco Bueno
Durante la llamada Guerra de la Independencia (1808-1814), contra los franceses, surgió en España una red de
confidentes cuyo objetivo era informar sobre
los movimientos del ejército francés. Constituía
un caudal de datos vital y necesario para el ejército regular y los
guerrilleros frente a los invasores, así como en ocasiones actuaban como apoyo logístico.
La información obtenida se transmitía por vía oral o por medio de textos escritos directos, en claves alfabéticas, numéricas, alfanuméricas y en partituras musicales.
D. Salvador Sabater (como Manuel Cano, otro confidente), tenía su
residencia en Belmonte; fue uno de
los españoles que más protegieron a los guerrilleros, más trabajaron y más
sacrificios hicieron por la causa de la independencia.
En el año
de 1810, decía el Guerrillero D.
Francisco Abad Moreno (Chaleco), hablando del Sr. Sabater: «”Apenas salido
a campaña para perseguir a los enemigos de la patria y del rey, se puso en
comunicación conmigo D. Salvador Sabater,
la que continuó hasta que los crueles enemigos evacuaron nuestro suelo, dándome
siempre pruebas irrefragables de su acendrado patriotismo para la defensa de
nuestra causa, facilitándome muchas noticias, que con espías me comunicaba, y ä
las que debí sucesos muy ventajosos”.
“En las varias veces que frecuentaba el
pueblo de Belmonte, me dio de
donativo para ir uniformando mi partida 36 varas de paño azul y cinco de
encarnado y algunas armas”.
“También me sacó de la corte, estando los
enemigos en ella, una gran porción de galones de plata, clarines, monturas y
demás pertrechos urgentes para mis escuadrones, que importaron más de 25.000 reales”
“En fin, era el español en quien tenía
más confianza en la Mancha y provincia de Cuenca, dirigiéndome algunas veces
por él, que me animaba a ser constante en la defensa de nuestra justa causa,
como asimismo ä mis oficiales y soldados”.
“Él mismo quiso varias veces venir a
acompañarme en los combates, pero nunca lo permití, por serme muy útiles sus
avisos y porque él propio se introducía entre los enemigos, por lo que siempre
le he conceptuado acreedor ä las más grandes recompensas”.».
Al
día siguiente del 13 de octubre de 1811, en que fue apresado D. Francisco Sánchez (Francisquete) por
las tropas francesas del general D´Armañac,
fue sorprendido igualmente su amigo y valedor D. Salvador Sabater, a quien el secretario de Armañac mandó confiscar su correspondencia y libros de caja, entre
ellos los últimos oficios y cartas de varios generales españoles; diciéndole: “que ya
estaba informado el general de las comunicaciones que tenía con los jefes
españoles, y que había sido el protector
del Francisquete”. [Para saber más sobre Francisquete el tío Camuñas, pincha AQUÍ].
Sin reparar con el riesgo a que se exponía,
corrió D. Salvador a casa de D. Mateo Belmonte (ubicada junto al convento
franciscano), donde se hallaba
alojado el general D`Armañac, encontrando tan sólo a la señora doña Jacinta Barcárcel, la
esposa de D. Mateo, y a una amiga que la acompañaba, doña Ignacia Ramos; pues D´Armañac se hallaba fuera presenciando
el fusilamiento de Francisquete y de
sus guerrilleros, realizado junto al
torreón conocido como la Tronera,
donde actualmente se encuentra el cementerio municipal..
Aprovechando
la ocasión rogó a doña Jacinta le
permitiese entrar en el cuarto del general; una vez en él, registró sus libros
y documentos, que estaban sobre la mesa; sacó de ellos las cartas y oficios de
varios jefes españoles, pero al llegar a la antesala sintió los pasos del
general y no tuvo tiempo más que para guardar precipitadamente los citados
documentos.
Entró el general, y apenas le vio se
dirigió a él y le dijo:
—
¿Usted es sin duda Sabater?
—Sí,
señor, —contestó D. Salvador.
—Pues
aguarde Vd. aquí; voy en busca de ciertos papeles, y antes de quince minutos va
Vd. a ser fusilado—dijo,
—y desapareció.
En tal
apuro, D. Salvador imploró el favor
de doña Ignacia, la cual, guardando
los papeles que este le entregaba en su pecho, desapareció de la casa.
Tras un
largo rato de espera, apareció D´Armañac,
pero no habiendo hallado los documentos que
inculpaban a Sabater, las pruebas
que sin duda esperaba para realizar su detención, se contentó con despedirle;
amenazándole de muerte si continuaba protegiendo a los guerrilleros y
comunicándose con los generales españoles como hasta entonces.
Salvado de
este peligro, el Sr. Sabater, continuó su obra patriótica como siempre,
mereciendo los mayores elogios de guerrilleros y generales, y haciéndose digno
de las más altas recompensas.
Entre
las acciones realizadas por D. Salvador
Sabater, cabe destacar:
El aviso que dio a D. Francisco Abad (Chaleco), el 24 de Marzo, de que en Villafranca
de los Caballeros había un escuadrón de dragones franceses del número 13 (120
caballos), en situación y modo de sorprenderlos, como lo hizo Abad el día 25,
no escapando más que cinco.
El apoyo que, según certificación
firmada por D. Juan Martín (El Empecinado), prestó a los
guerrilleros de su mando al aproximarse a la ciudad de Cuenca y villa de
Tarancón, enviándole por medio de espías seguros cuantas noticias le era
posible adquirir, así de sus fuerzas como de sus movimientos, por lo que aquel
héroe dice le tributó las debidas gracias.
El envío que hizo de granos a la división del
mariscal de campo, D. Luis de
Bassencourt, comandante en jefe de la provincia de Cuenca, a petición de
este general, sin temor de hallarse en medio de las tropas enemigas, mereciendo
de Bassencourt varias cartas
reconociéndole merecedor de las mayores gracias, y añadiendo que se valió del Sr. Sabater para lograr que un
secretario español del general D´armañac
volviese, como lo realizó, a las banderas de su patria y ejecutase un
importante proyecto que Bassencourt
le encargó.
El servicio que prestó al brigadier D. Bernardo María de Guendalain,
salvando sus fuerzas, que se hallaban en Belmonte, de ser copadas por dos
columnas francesas que salían cautelosamente de Manzanares y Cuenca a
perseguirlas;
El fijar en la ciudad de Cuenca, unas proclamas que el citado
brigadier le dio invitando a los españoles que habían tomado puesto en los
ejércitos franceses a que los abandonaran y volvieran a luchar en las filas
Españolas.
El 19 de Diciembre, Francisco Abad (Chaleco), sostuvo el
empuje de una columna enemiga en la villa de Miguel Esteban, del cual
resultaron nueve de sus guerrilleros heridos, que mandó a D. Salvador Sabater a Belmonte, quien se encargó de su curación y
de proporcionarles cuanto necesitaban.
El Sr. Sabater continuaba siendo un
insigne patriota. Véase en prueba de ello una certificación del general D. Enrique O'Donnell, conde de La
Bisbal, perteneciente a la Regencia: «Certifico: Que hallándome en la plaza de Cádiz de Regente del Reino, D. Salvador
Sabater me comunicaba continuamente todas las noticias concernientes a la
fuerza y movimientos de los enemigos, e igualmente el patriotismo que reinaba
en las provincias por donde transitaba para no sufrir el yugo francés,
reanimando con la esperanza de que al fin la victoria quedaría a favor de las
armas españolas, ofreciéndose gustoso a
tomarlas, manifestando el amor más acendrado para la defensa de la justa causa
de España y de los sagrados derechos de S. M.».
Estas son las
últimas noticias que he podido encontrar sobre nuestro personaje:
El Diario de las Cortes en su Sesión
Extraordinaria, de la noche de 20 de junio de 1820, Recoge lo siguiente: “ A la comisión de guerra se pasó también una
exposición de don Salvador Sabater,
vecino de la villa de Belmonte, en que hacia presentes sus servicios
patrióticos así como personales como pecuarios, tanto en la guerra de la
independencia, como en el restablecimiento del sistema constitucional, los
cuales recomendó con toda eficacia el señor Diputado
Marín Tauste, como que le
eran conocidos; por los que pedía se le recomendase al gobierno que le
atendiese en su destino análogo a sus circunstancias”
En La Gaceta de Madrid del viernes 21 de junio de 1821 se puede
leer sobre la Sesión extraordinaria del día 20: “A la comisión de guerra se mandó pasar una consulta del Señor Ministro
de la Guerra…sobre don Salvador Sabater,
vecino de Belmonte manifestando que fue uno de los que más arriesgaron su vida
en la guerra de la independencia, llevando las noticias de una parte a otra
para que le empeño tuviera un feliz éxito; en cuya consecuencia pedía se le
recomendase al Gobierno para que le confiriese un empleo”…
Y
en El Diario de las Cortes en su
Sesión Extraordinaria, de la noche de 23 de junio de 1823: “Se dio cuenta y del mismo modo aprobaron otro
dictamen de la comisión de guerra opinándose se recomendase al gobierno a don
Salvador Sabater, vecino de la villa de Belmonte, para que lo atienda en sus
solicitudes conforme a sus méritos y sacrificios.”
Bibliografía:
-Los guerrilleros de 1808 de E. Rodríguez
Solís 1887.
-Centro Superior de Estudios de la
Defensa (CESEDEN).
-Museo iconográfico Histórico del
centenario de la Constitución de 1812 y Guerra de la Independencia de la Nación
Española, 1912
-Gaceta del gobierno de México
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