Suele pasar con estas cosas de la recopilación de material popular. Ya hace unos años que se publicó el libro Folclore infantil de Las Pedroñeras, pero de cuando en cuando salta la liebre y detrás de cualquier esquina del Lugar (es un decir) se da uno de bruces con algo no anotado.
No tenía apuntada ninguna maldición infantil en ese trabajo, y el otro día mi padre (siempre al pie del cañón y boli en mano) recordó (por esas cosas de inefable explicación que el recuerdo tiene) una maldición que decían de chiquetes. Os la copio a continuación porque quizá a alguno os traiga algún recuerdo. Yo puedo asegurar que en mis tiempos no escuché a nadie decirla.
Así reza:
Con un ascua y un tizón
te se parta el corazón.
Y cuando vayas a misa,
te se salte un ojo.
Y cuando vayas a otro día,
te se salte el otro.
Se me viene ahora a la cabeza un cantarcillo (el nº 435 del Cancionero popular de la Mancha conquense) que habla de una graciosa maldición; graciosa o curiosa, porque supone toda una reinterpretación de la mitología clásica entorno a las sirenas. Parece más bien una estrofa flamenca. Y con eso de "es una persona humana" me troncho, o con eso otro de que "navegando está en el agua". La gracia popular, aunque a veces de manera inconsciente, es infinita.
Así dice:
La sirena de la mar
es una persona humana
que por una maldición
navegando está en el agua;
que su padre se la echó.
Por otro lado, en El habla de Las Pedroñeras, nuestro diccionario pedroñero particular (que no había de faltar un ningún hogar pedroñero, añado) recojo algunas maldiciones que por aquí se dicen o decían, que todo anda revuelto y la mayor parte de estas cosas se van perdiendo a pasos agigantados.
¿Os acordáis de la maldición del gitano? Se decía mucho antes: "peón de albañil te veas". También era gitana esta: "¡Abierto te veas como un marrano!" Casi na.
Pero hay otras que decía la gente de aquí sin necesidad de ser gitano, no penséis. He aquí unas cuantas de estas maldiciones (para el que quiera reutilizarlas):
¡Si te diera un dolor entripao!
¡Si comiás baladre!
¡Si cayeras ande cayó la cabra!
¡Dios quiera que lo eche en botica!
Esta última es especialmente ¿graciosa? ¿malvada? Bueno, a mí me lo parece (sí, las dos cosas), pues al que se lo decimos le deseamos que ese dinero que ha ganado sirviéndose del engaño o de la trampa lo tenga que emplear en comprar medicinas para curarse. Es decir, que le deseamos que se ponga enfermo, pero no de un resfriado o catarro común, no, sino de una enfermedad duradera en la que tenga que gastarse sus buenos cuartos para combatir esa enfermedad que uno imagina horrenda. Yo entiendo incluso que, cuando a alguien se le desea esto con esa rabia, lo más probable es que le querramos para él, incluso, que no sane... o incluso que emplee más dinero que ese que ganó ilegalmente en su (esperamos) eterna curación. ¡Ay!
En fin, imagino que habrá algunas otras maldiciones que han caído en el desuso y, por tanto, en el olvido colectivo y que merecería la pena al menos recuperar para el recuerdo, para dejarlas al menos pegadas como un cromo en el álbum de nuestra cultura pedroñera.
ÁCS
Y no los olvidís d'estos, hermosones
(pa estos Reyes, cabalicos del to)
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Y si me dais una dirección, os lo puedo acercar a casa.
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Ángel Carrasco Sotos
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