Monasterio de monjas Concepcionistas
de Belmonte
Miguel Ángel Vellisco Bueno
En
el libro Historia de las personas
Ilustres y Notables en Santidad de la Santa provincia de Cartagena de la Orden
de Nuestro Padre Seraphico San francisco (de Fray Francisco de Sosa, de 1617), se incluye un corto
relato la vida de una de las primeras
monjas que habitaron en el convento de la Concepción de la Villa de
Belmonte, llamada Ana de Aliende.
Este
monasterio fue erigido y fundado por el belmonteño don Alonso Severo, en el año 1584.
Ana
de Aliende era natural de Belmonte. Vivió y murió santamente en este convento.
Fue
muy dada a las penitencias, las que la debilitaron tanto que vino a morir a los veintitrés años, siendo la
primera que se enterró en la bóveda, y primer entierro de aquel convento.
Cuando
murió esta religiosa, se hallaron en una
arquilla dos disciplinas y una carta firmada con su nombre, que decía de esta manera: “Yo, Ana de Aliende, monja profefa defte fanto
convento de la Concepción de Belmonte, digo q holgara mucho haber nacido antes
para fervir a un Dios que tanto merece fer fervido, y q me peffa en el alma de
lo q le he dexado de fervir. Y que la profefión q hice, me huelgo y me regozijo
de averla hecho. Y q aora de nueuo la torno hazer. Y prometo, y Juro
guardarla todo quanto yo pudiere, y mis
fuerzas alcanzaren, y más: Que de nueuo aora añado a la pobreza q prometí, de
no tener en todo mi poder valor de vn quarto, ni tocar la moneda con la mano,
como mi padre Fan Francifco lo manda a sus frayles. Lo cual juro y prometo asi
Dios me ayude”.
Años
después de su muerte, entró un oficial en la bóveda donde estaba enterrada, el cual afirmó, al salir, haber advertido un agradable olor y fragancia, y observado que los
restos de la monja se encontraban en muy
buen estado, lo que le causó admiración.
Por
esta razón, se atrevió a hurtar la calavera de esta sierva de Cristo, convencido
de que podría ser una extraordinaria reliquia.
Pero
al confesar su acción con un padre de la compañía de Jesús, de esta población, este le mandó que la restituyera a su lugar.
El
autor del libro sobre este caso escribió
sobre ella: “Si deftos villetes fe hallafen entre las monjas, otro
pelo tendría fus almas. De la gloriofífima Virgen y mártyr Fanta Cecilia, canta
la Iglefia que continuamente troya en fu
pecho un billete, como por pítima de fu corazón. Pero era el Evangelio de Chrifto.
Efte al villete fería razón traer las monjas en el pecho de su fagrado Efposo y
devoto Iesús, como Fanta Cecilia. Y Fino en el arca como efta devota monja. Pero cada qual
trae como quien es: Y aún tal fin tendrá. Quien le enseño dezir a efte Ángel en
confirmación de fu proteftación y juramento, afsí Dios me ayude. Cierto no otro
fino Dios. Veamos la forma coqel recibe juramento a los Emperadores, Reyes, Duques, Marquefes, Capitanes, Alcaydes
y otros muchos (como fe trata en el Pontifical) y acaba con eftas palabras: Sic
Deus me adiuvet. Los fiervos de Dios todo lo fabe y nada ignora de lo q les
importa Faber. Que de lo que no,
antes prefumen y hazen chriftiana gala de fer y parezer ignorates. Fue devotífima
de la Pasión de Chrifto: Y afsí quifo el Señor llevarla el viernes. Murió año
de 1587”.
Vna cofa le aconteció bien rara y de
notar: Y fue que haziendo un carpintero vn ataúd para baxar las monjas difuntas
desde la enfermería hafta la fepultura después de hecho, fe hecho en él, y dixo: Yo pienso con el
favor de Nuestro Señor eftrenarlo. Y fue afsí. Con tal vida y muerte es muy cierta cofa (por
la divina clemencia y misericordia) que efta vendita monja defcansa en el Señor”.
Miguel Ángel Vellisco Bueno
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