por Fabián Castillo Molina
Hoy nos saltaremos un poco el protocolo y tocaremos un tema que se sale ligeramente de las premisas de estas ventanas de comunicación. Aquí se debe hablar de asuntos del pueblo, de Pedroñeras y sus ajos, historias que tengan que ver con Pedroñeras y sus gentes, pero sin meterse en asuntos que produzcan debates o enfrentamientos, nada de política, fútbol, religión, etc., pero sí asuntos que a todos nos atañen. Por tanto, ¿por qué no decir o mostrar algo de animales de compañía o de animales en general?
La vida en Pedroñeras siempre ha estado próxima y
ligada a los animales más que lo está en las ciudades. ¿Quién no ha tenido en
casa propia o en la de algún vecino o amigo, gato, perro, gallinas, conejos,
borricas o mulas (en tiempos no tan lejanos) o cabras, ovejas, vacas… y si no,
moscas, avispas, hormigas… Podemos contar tantas anécdotas e historias vividas
con los animales que no acabaríamos nunca. ¡Podemos aprender tanto de ellos…! Y si no, ¿por qué hay siempre documentales en La 2 y no solo en esta cadena televisiva? Está
demostrado que vienen acompañando al ser humano desde el principio de los
tiempos. De hecho, en general, sobre cualquier animal que hablemos, por poco
que busquemos sus orígenes, comprobaremos que su especie lleva en la tierra
muchísimo más tiempo que nosotros. Las hormigas, dicen los expertos que están
aquí desde hace 140 millones de años (millón arriba millón abajo); las abejas, primas suyas evolucionadas, pasan de los 30 millones de años; los gatos no tengo el dato, pero sí el de su
domesticación: se habla en distintos documentos o inscripciones egipcias de una
antigüedad de 9.000 años, esto es, de 7.000 años antes de Cristo. ¿Hasta ser
domesticado, cuánto tiempo había pasado? ¿Cuándo le salió este felino, hermano
del tigre en miniatura? Si no lo es, por lo menos eso parece.
Hoy ponemos un vídeo casero montado a partir de
imágenes propias grabadas en distintos momentos a Ulises, gato que nació en la
cámara de casa y se crio en una camada con otros 3 hermanos y que por su
belleza, gracia e inteligencia, fue seleccionado por una de nuestras hijas hace
más de 14 años para quedarse, y todavía vive y sigue libre por los tejados y
corrales cercanos, acudiendo puntual a la cita de la comida y otros menesteres,
pero ajeno a la compañía permanente. Es otra forma de vida a la de los gatos de
compañía constante en la casa, pero se puede tener comunicación con él con toda
tranquilidad. Le hablas y, como si de otra persona se tratara, te responde. Le
miras a los ojos y te mantiene la mirada largo tiempo. Lo acaricias y responde
a los estímulos con ronroneos y roces alrededor tuyo.
Aquí dejo estas imágenes y el tema abierto a
comentarios y anécdotas breves si alguien quiere contarlas.
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