En La Mancha cualquier rapaz de pequeño tamaño recibe el nombre de gavilán, si bien existen distinciones. Por ejemplo, al cernícalo común (Falco tinnunculus), aunque especialmente al cernícalo primilla (Falco naumanni), se le denomina “gavilán sapero”, porque gran parte de su dieta la componen “sapos”, que en La Mancha conquense y otras zonas como las Parameras de Molina, no son anfibios, sino insectos (escarabajos, langostas, libélulas, etc.
En esta ocasión, vamos a tratar del auténtico gavilán, una rapaz entre pequeña (macho) y mediana (hembra), que sólo sale del bosque para cazar, resultando fuera del periodo invernal una ave difícil de ver y bastante esquiva. Como su pariente el azor (Accipiter gentilis) -mucho más grande- se trata de un ave eminentemente arborícola, es decir, necesita bosques más o menos extensos para nidificar y está especializado en cazar pajarillos, zorzales o tórtolas entre las espesura.
A menudo, persigue a sus presas hasta zonas urbanas, donde encuentra más fácil alimento, y donde, a menudo, se estrella contra cristaleras y ventanales. En gran parte de Europa, especialmente en países más concienciados con la preservación de la fauna salvaje, como Alemania, adhieren pegatinas con la silueta de aves en las cristaleras, sobre todo en pistas de pádel, para que el gavilán frene y no se estampe contra la mampara.
La hembra es mayor que el macho, pudiendo cazar presas del tamaño de una paloma; se distingue por tener el dorso pardo-grisáceo uniforme, y toda la parte interna de las alas, pecho y vientre de color dominantemente blanco, pero completamente surcados por barras discontinuas de color gris oscuro, que desdibujan perfectamente su silueta en las zonas boscosas con claroscuros. El macho es de menor tamaño, siendo igual por el dorso, aunque la mejilla y el pecho, en lugar de ser dominantemente blancas, muestra tonalidades que van del ocre al naranja-rojizo, mismo tono que presenta el barrado.
Su principal amenaza en el pasado fueron la caza directa y la deforestación, pues necesita bosques para criar y ocultarse. No es raro que nidifique en jardines y zonas muy arboladas de pueblos y ciudades, cuando son relativamente tranquilas. Hoy muestra mejores poblaciones que hace 30-40 años, y sus principales amenazas son la escasez de pajarillos ocasionada por la industrialización de la agricultura (plaguicidas, herbicidas, ausencia de barbecho) y el impacto al vuelo contra infraestructuras (cristaleras, mamparas, ventanales, etc.).
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