Prensa histórica de Belmonte (Cuenca): Cantonalismo sanitario | Las Pedroñeras

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miércoles, 24 de febrero de 2016

Prensa histórica de Belmonte (Cuenca): Cantonalismo sanitario


Miguel Ángel Vellisco Bueno





 En este capítulo se da cuenta del Atropello cometido contra una persona,  debido a un cordón Sanitario por motivo del Cólera, de un robo en la Ex-Colegiata, de la presunta dejadez de funciones del juez de instrucción, y de la aparición de una plaga de langosta.


1883 “la ilustración ibérica

 Dibujo publicado del castillo de Belmonte



30 de septiembre de 1883” el imparcial”

A las tres y media de la tarde falleció en la casa de socorro del distrito de la Latina, un sujeto de 42 años, llamado Bonifacio Zorri, carretero, natural de Belmonte (Cuenca), que se había indispuesto en una cochera de la calle de San Isidro.


 19 de octubre de 1885 “el globo

CANTONALISMO SANITARIO

Recomendamos al señor ministro de la Gobernación la lectura de la carta que a continuación copiamos, y que va dirigida a él.

En ella se denuncian atropellos escandalosos cometidos con una persona tan respetable como el médico alienista Sr. Escuder, el cual ateniéndose a la ley escrita, quebrantó el cordón sanitario establecido en Belmonte.

Veremos si después de leerla vuelve en sí el Sr. VIllaverde y demuestra que aún conserva restos de aquella energía que hizo en él un héroe en motines de estudiantes y de verduleras, y sienta la mano a las autoridades que apadrinan atropellos y desafueros como los cometidos en Belmonte.

Dice así la carta:

Señor ministro de la Gobernación:

Sé que es usted amante de la ley y de la justicia, y por ello apelo a Vd. y denuncio a la opinión pública, los injustificables atropellos que por aquí se cometen, esperando que no han de quedar impunes.

Desde el manicomio de Carabanchel donde vivo, me vine a Vilaescusa  de Haro(Cuenca) en cuyo pueblo estoy actualmente, y al ir a atravesar de paso por un pueblo llamado Belmonte, con el objeto de alquilar un caballo y seguir mi camino, fui detenido a las puertas de la población por un sujeto de mala traza, quien impidiéndome con los peores modos el paso, me dijo que era guarda del cordón y que no permitía la entrada a ningún forastero; le contesté que un Real Decreto publicado en la Gaceta prohibía establecer cordones sanitarios en ningún pueblo de la península, y no reconociendo en aquel sujeto derecho alguno a detenerme, penetré en el  pueblo, y no habría avanzado 100 metros por una de sus calles, cuando me vi rodeado de gran número de gentes que se interpuso en mi camino  rodeándome y gritando: ¡A ese que trae el Cólera!. A tal hostil recibimiento, pregunté si había entre ellos alguna autoridad, y uno de ellos me contestó que era el presidente de la Junta de Sanidad, mandándome con tono imperativo que saliese inmediatamente del pueblo.

 En vano fue que expusiese el derecho que tiene todo ciudadano español a discurrir libremente por cualquier punto de la nación; se amotinó la masa, se oían grito de: ¡Fuera ese criminal! Y amenazas de que me iban a sacar a viva fuerza si no obedecía; protesté contra aquel desafuero, pidiendo que se diese parte al alcalde o al juez de primera instancia; recalqué a un alguacil que entre ellos estaba, amparo para presentarme a la autoridad de la villa; no solo se negaron, sino que pretendieron ver si llevaba un revolver para defenderme, y así que se convencieron que yo viajaba desarmado lo mismo por estas tierras que por otras calles de Madrid, entonces, cobrando mayor heroicidad, uno de ellos me dijo que era juez de primera instancia, mandándome descortésmente que me echase fuera del pueblo; le supliqué que me dijese su nombre, para en su día alegar mi derecho , contestándome que no le daba gana, acompañando estas palabras con insultos y amenazas dichas en tono de desafío, amparado como se hallaba por toda una población; a oírlas de nuevo me negué en redondo a salir y obedecer la orden de aquel juez ( que luego supe que no era tal, sino un cualquiera que usurpaba este título para imponerse). Lo mismo fue oírse mi negativa, alegando al supuesto juez que prefería ir a la cárcel, que caer sobre mi hombro un enorme garrote, golpe alevoso asestado por la espalda mientras yo dirigía la palabra al pretendido juez. Revolvime para castigar a aquel insensato, y la masa de gente de echó airada sobre mí, y a no interponerse en  mi defensa dos que parecían más racionales, no sé en qué hubiera parado el conflicto.

Yo creo que no deshonra este golpe aleve y traidor inferido por la espalda a un viajero indefenso que reclama el amparo de la ley, yo creo que no  deshonra esta cobarde agresión de un desconocido apoyado por un pueblo fanático por el miedo al cólera; yo creo que no deshonra como deshonraría la coz de una caballería; pero si alguna persona digna de Belmonte lo dudase y se hiciese solidario de esta felonía, yo estoy dispuesto a probarle en el terreno que escoja, que solo por la espalda, y no de frente se puede herir e un caballero.

 En resumen Sr. Ministro, se han violado en mi todos los derechos que la ley consigna; hay cordón en Belmonte faltando a la ley escrita (y eso que en el pueblo hay cólera y yo les ofrecí generosamente mis servicios como médico), y por último y aquí llamó la atención del Sr. Ministro de Gracia y Justicia, un individuo de la masa amotinada usurpa el título de juez de primera instancia, tratando de imponérseme en nombre de la ley.

Sé que aquí no he de encontrar justicia; todo el pueblo en masa partidario del acordonamiento, y enemigo por consiguiente, de quien, como yo, lo ha quebrantado, declararían contra mí. No he podido hallar autoridades aunque las he buscado; apelo pues a la rectitud y a la integridad del señor ministro de la Gobernación, y a la de la opinión pública manifestada por la honrada prensa si quiera para que no quede del todo impune la violación de un derecho como sucedería en un país de kabilas.

Villaescusa de Haro, 9 de octubre de 1885.
José María Escuder


 15 de diciembre de 1885  “la Esperanza

En la noche del día 11 de Diciembre, se realizó un robo en la Colegial, los ladrones se llevaron: Cinco Cálices, varias custodias, algunas reliquias, seis candelabros de plata maciza y una gran cruz del mismo metal.


29 de abril de 1886 “la iberia

Uno de nuestros colegas publica los siguientes párrafos en que se denuncian varios abusos, de que teníamos noticias por varias notas recibidas de la provincia de Cuenca: Hemos recibido bien poco satisfactorias del estado en que se encuentra el partido judicial de Belmonte, provincia de Cuenca, y resistiéndonos a darlas entero crédito, nos limitamos por hoy a formular las siguientes preguntas, que deseamos sean contestadas por los periódicos que están en contacto con el Gobierno.

¿Es cierto que durante ese año, el juez no ha abandonado el lugar de su residencia para constituirse en el lugar donde se cometieron los delitos, dejando la formación de las primeras diligencias, que son las más importantes, a los alcaldes?

¿Es cierto que le juez de Belmonte tiene sobre sí repetidas advertencias y prevenciones de la Audiencia del territorio?

Si se nos prueba que esos hechos no son exactos, estamos prontos a rectificar los informes que se nos dan; en otro caso, seremos más explícitos y pediremos al Gobierno que cumpla con su deber.


 16 de mayo de 1886”el progreso

En el distrito de Motilla, San Clemente y Belmonte se ha iniciado una desoladora plaga de langosta, sin embargo de hallarse en estado de mosquito, ha principiado en acción debastadora. Tenemos cartas de aquellos pueblos dándonos desoladoras noticias. En donde ya principia a comerse y destruir la siembra y los viñedos. De nada sirven los heroicos esfuerzos de los vecinos, que pasan todo el día en los campos matando cuanto pueden, porque no es posible exterminarla. Llamamos la atención del digno Sr.Gobernador Civil, para que redoble sus esfuerzos cerca del Gobierno a fin de allegar recursos con que poder socorrer tan apremiante necesidad. La cosa urge y no tiene espera. Dentro de pocos Días, Aún suponiendo que a éstos desgraciados pueblos se les auxiliara con algunos fondos, ya sería tarde.


11 de mayo de 1887 “siglo futuro

Una numerosa comisión de alcaldes, de la provincia de Cuenca, ha visitado a los señores presidente del Consejo y ministro de la Gobernación para pedirles recursos conque poder extinguir la langosta que amenaza con destruir la cosecha de sus distritos más ricos.

En Fuente de Pedro Naharro, Tarancón, Belmonte,Villamayor de Santiago y otros términos vecinos se presenta en proporciones alarmantes.



Miguel Ángel Vellisco Bueno

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