©Ldo. Torralba - ÁCS
Como diría el anónimo autor del Lazarillo de Tormes (que bien pudo ser un conquense), "yo por bien tengo que cosas tan señaladas, y por ventura nunca oídas ni vistas, vengan a noticia de muchos y no se entierren en la sepultura del olvido". Y es que no deja de ser noticia, y de las buenas, el hallazgo de unas piedras que muestran impresas las huellas del hombre protohistórico que habitaba estos lares manchegos. Los paneles geométricos que muestran la paciente faz de estas piedras bien pudieran interpretarse en el horizonte cultural del conocido Bronce Manchego que tiene como mascarón de proa las conocidas motillas. Y esto es un notición que a nosotros, que nos hacemos llamar los Dioscuros en petit comité, nos llena de orgullo y satisfacción compartir con vosotros, amigos lectores.
Se ubican tales elementos en la Mancha conquense, en un espacio en donde existen otras huellas pétreas en forma de cazoletas relacionadas habitualmente con la Edad del Bronce. Este tipo de petroglifos rupestres son abundantes en el norte de nuestra península, pero escasean en nuestra zona, de modo que son elementos singulares que, de alguna manera, hacen replantear cuestiones abiertas por los historiadores. Lo que sí ha quedado clara es la verificación arqueológica del hallazgo, de modo que ahora resta por hacer un estudio exhaustivo que ha de partir de la prospección del terreno en que resulta enclavado.
Otra de las piedras del conjunto.
Aunque su cronología y función exactas habitan aún el incierto y nebuloso limbo de la interpretación, en cierto modo, el conjunto testimonia, sobre unas hipótesis iniciales, una forma temprana de pensamiento espacial y simbólico, una memoria del territorio inscrita en piedra, aunque caben otras posibilidades de explicación relacionadas con lo textil, con calendarios lunares, constelaciones...
Composición: Ldo. Torralba
De momento, la labor desarrollada por quienes firmamos este artículo se ha limitado a la observación directa y la documentación fotográfica, sin, por supuesto, la realización de ningún tipo de intervención, extracción o manipulación del soporte, más allá de la llevada a cabo por la profesionalidad de un arqueólogo, Tomás Aguado Millán, especialista en esta etapa histórica.
No tardaremos, no obstante, en ofrecer nuestras bronceadas interpretaciones (amateur) razonadas con el respaldo no solo de la intuición, sino en la extensa bibliografía consultada sobre el período histórico en que se enmarcan, esto es la Edad del Bronce (1 700 - 800 a.C.). Hasta entonces.



Aplausos para todos los que han intervenido en este descubrimiento y su difusión.
ResponderEliminar¿En el pueblo?
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