FELIPÓN Y EL BALÓN DE TRAPOS (capítulo 73) (Y mi felicitación para el año próximo) | Las Pedroñeras

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jueves, 26 de diciembre de 2024

FELIPÓN Y EL BALÓN DE TRAPOS (capítulo 73) (Y mi felicitación para el año próximo)

por Vicente Sotos Parra



Quiero deciros que Gaspar, que Baltasar y que Melchor se ven todos los años en el terrible compromiso de no dejar sus recuerdos preciosos sino a tales o cuales niños que el azar le designa.

Era un seis de enero de aquel año y a los reyes magos se les olvidó traerle lo que a Felipón más le gustaba: un balón. A cambio, le dejaron bondad, alegría e ilusiones.

Son los años cincuenta, cuando Felipa tuvo que entrar a servir en  una de las casas más rica del lugar trabajando día y noche, para sacar adelante y darle de comer a su hijo. Ya apuntaba maneras de ser un Jabato pedroñero con sentido común y sabiduría para su edad.

Felipón era un chiquete muy cariñoso, comprensivo  para su edad. A su madre le hubiese gustado llevarlo a la escuela, pero, desde pequeño, tuvo que trabajar como un hombre más. Ayudaba a su madre en todo los quehaceres, cuidaba de los animales del amo que servía Felipa, de cuando en cuando se subía a la  galera y se marchaba al campo con su tío Raimundo.

--¡Felipón! ¡Felipón!  ¿Dónde estás, hijo?

--Estoy aquí jugando con mi balón.

--Pero..., hijo –dijo su madre con  el tono profundamente tenso--¡Si no tienes ninguna balón...!

--Sí, madre, tengo una balón  que me he hecho yo mismo con unos trapos...

De sopetón los ojos de la mujer dejaron caer unas lágrimas.

Todo esto sucedía en la calle Montejano, a la altura del Santo Sepulcro, cerca de la casa del abuelo de Felipón, cuya pared les servía de portería.

Fue en ese momento cuando Bartolo, Luis, Enrique y Antonio aparecieron, era un jueves por la tarde y no tenían escuela, los charcos no les impidieron empezar el partido y, a medida que los trapos se empaparon con el agua de los charcos, fue más pesado y duro el golpearlo.

--¡Ay. hijo mío!...  ¡Cuánto me gustaría que pudieses…!

--¡Que pudieses! …¿qué, madre?

--Que pudieses tener todos los juguetes, como el nieto del amo don José.

--¿Joselete? Pero si ese nunca sale de la casa. Siempre está metido en su cuarto jugando solo. Sí tiene muchos juguetes, pero no tiene amigos. No puede salir  a la calle porque se mancha los zapatos; si hace frio, tampoco, porque se puede acatarrar. En cambio, yo siempre estoy con gente y tengo muchos amigos.

--Además no te puedo mandar a la escuela y Joselete tiene un maestro para él solo que viene a su casa todos los días.

--¡Ya sé, madre! Pero él no sabrá distinguir  un gorrión de una tórtola. Ni el canto de una cigarra con la de un grillo.

--¿Entonces, hijo mío, no te gustaría tener todos los juguetes de Joselete e ir a la escuela como él?

--Bueno, lo de ir a escuela… Pero a la escuela de verdad con todos los chiquetes.

Yo también tengo, madre, tengo mi balón que aunque sea de trapos vale más que todos los juguetes de Joselete, yo no se lo cambio por mi balón de trapos

Felipa hizo una pequeña pausa por lo que acababa de escuchar.

--En cambio los padres de Joselete…

--¡Madre, deja ya eso!—interrumpió Felipón, que no soportaba ver en su madre aquel sentimiento de culpabilidad--. Los padres de Joselete nunca están con él. Su padre siempre tiene que viajar por los negocios, o asistir a reuniones. Su madre siempre está en la cama o arreglándose y con sus amigas. No te preocupes. madre. Pobre Joselete, que tiene un cuarto lleno de juguetes. pero no tiene con quien jugar, ni amigos que lo quieran. Es por eso por encima de todo, madre, soy el chiquetee más rico y feliz del mundo… porque te tengo a ti.

Allí se quedaron Felipón y sus amigos sin más preocupaciones que darle fuerte al balón de trapos llegando todos a sus casas hasta las cencerretas de barro.

Aquella mujer miró a su hijo como nunca lo avía mirado, sabedora de que, desde pequeño, tenía aquello que no se podía comprar; un corazón grande y generoso.


(CHASCARRILLO)

Dejemos clara una cosa:

cuando un hijo quiere a su madre,

cuando una madre hace lo mismo,

todo lo demás poco importa,

todo lo demás está de sobra.


El camino no está en el cielo.

El camino está en el corazón.

BUDA 


Felipón y este juntaletras quieren desearos las mejores fiestas. Salud para toda la familia del Blog. Un abrazo y gracias por el seguimiento de estas historietas.

Sin vosotros no somos nadie. Con la confianza de que sigáis visitando y leyéndonos a través del Grupo de Facebook  de  Pedroñeras: EL LUGAR. 

¡¡FELIZ AÑO 2025!!

1 comentario:

  1. Feliz año nuebo yo estoi malica en el ospital me comere las uvas aqui

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