por Vicente Sotos Parra
Los encuentros entre el hermano Juanantes y Felipón eran frecuentes, y el sabio acababa siempre con esta frase.
“¡Hay Felipón si yo fuese gobernador otro gallo nos cantaría!”
Al parecer esto fue calando en el Jabato pedroñero, hasta que una noche tuvo este sueño que os cuento. Pensemos en él como en Sancho Panza, que debió asumir el gobierno de la ínsula de Barataria. Todo su contrapunto terrenal y humorístico se viene abajo al momento de ejercer el poder. Le está grande y por eso se hace manifiesta la tragicomedia de sus propios límites. ¿Qué haría usted? -le preguntó Felipón en algunas ocasiones-. Entonces contestaba sin bacilar y según los casos. Separaría al alcalde que es hijo y nieto de los que ya gozaron de la silla como si fuese de la familia, al juez lo mandaría desterrado allí donde Cristo perdió el gorro, al secretario al castillo de Chinchilla, y hasta fusilaría a toda la diputación.