Tormenta sobre la Isilla - Por Fabián Castillo Molina: A la memoria de Julián Ramírez Lopezosa | Las Pedroñeras

domingo, 25 de noviembre de 2012

Tormenta sobre la Isilla - Por Fabián Castillo Molina: A la memoria de Julián Ramírez Lopezosa




TORMENTA SOBRE LA ISILLA
(Composición dedicada a Simón)

                      
Recuerdo bien aquel día 
que el camino La Veguilla,
traía de en aro en aro 
aguas rojas de La Isilla.
Aquella tarde una nube 
(turbia, gris, oscura, fea)
se puso sobre los campos 
de La Isilla a La Encomienda.

¡Relámpagos que deslumbran!,
¡truenos secos que te atruenan!
empezó el cielo a lanzar 
en esa tarde de siega.
Las gentes que había en el campo,
muchos cogiendo lentejas, 
empezaron a asustarse,
y Simón con sus ovejas 
también temía mojarse.

 Primero unas gruesas gotas.
 ¡La tierra empieza a temblar!
 Se levanta una polvisca:
 el campo se va a incendiar.

No ha transcurrido un minuto.
El aguacero es tremendo.
El día se ha puesto de luto.

Se había llevado Simón 
con él, a pasar el día,
a Nemesio "el de la Ángela"
 (ocho años o así tendría).
Al comenzar la tormenta 
están por La Marañosa.
Decide volverse al pueblo,
al ver tan negra la cosa.
        
Con la borrica y el hato, 
con abarcas y sombrero,
rebaño y pastores van 
medio a tientas hacia el pueblo.

¡ El camino La Veguilla 
se ha convertido ya en río!
Cuando Simón se da cuenta, 
Nemesio se le ha escurrío
Ve tragárselo las aguas, 
sus manos pedir auxilio,
y se lanza sin pensarlo 
a salvar al pastorcillo.
Pero no sabe nadar,
los dos van aguas abajo 
camino de su lugar.
En esto los ve Andrés "Liebre" 
en sus últimas angustias.
Se echa de cabeza al río 
y los salva de la tumba
Mientras tanto… por la calle 
San José, Santa Lucía…
y por El Pozo (sin acabar la tormenta)
la hermana Escolástica, la Ángela, la hermana Vicenta
y por en medio la Luisa, Atanasio, Julián y Temio.
Después acude más gente,
por la calle abajo vienen,
mirando camino y campo
temiéndose  lo que temen,
mas solo ven aguas turbias, 
cenagosas, aguas fuertes.
Va aumentando su temor, 
temen que venga la muerte.
Ya por fin, aún chispeando 
y más suaves los relámpagos.
Acompañada la gente 
de una cuadrilla gitanos,
ven a lo lejos, luego acercándose, 
chorreando y descalzos,
a Simón y Nemesio, con su ganado.

¡Gran alegría! ¡Corazones saltando!
La muerte que aparecía, la vida, la ha desplazado.

Fabián Castillo Molina.
Leganés, 2 de diciembre de 2005.


         Nota: Esta composición se escribió una tarde tormentosa de verano pensando en aportarla a la fiesta del Pozo Nuevo y allá fue recitada una noche de septiembre de finales de los 80. Veinte años después, fue publicada en Pedroñeras 30 días, como recuerdo y homenaje a Julián Ramírez Lopezosa, amigo de la infancia y juventud, y luego cuñado, con motivo de su muerte, ocurrida el l6 de agosto de 2009, a los pocos días de la gran tormenta, el aguacero y las inundaciones que anegaron el pueblo y que hicieron que Las Pedroñeras saliera en todos los medios de comunicación .

En la fecha marcada más arriba fue reescrita y pasada a este ordenador y ahora, madrugada del 24.11.2012 vuelvo a repasarla y la envío a Ángel Carrasco para que la incorpore a su blog si lo considera oportuno.

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