TORMENTA
SOBRE LA ISILLA
(Composición
dedicada a Simón)
Recuerdo bien aquel día
que el camino La Veguilla,
traía de en aro en aro
aguas rojas de La Isilla.
Aquella tarde una nube
(turbia, gris,
oscura, fea)
¡Relámpagos que deslumbran!,
¡truenos secos que te
atruenan!
empezó el cielo a lanzar
en esa tarde
de siega.
Las gentes que había en el campo,
muchos cogiendo lentejas,
empezaron
a asustarse,
y Simón con sus ovejas
también temía mojarse.
Primero unas gruesas gotas.
¡La tierra empieza a temblar!
Se levanta una polvisca:
el campo se va a incendiar.
No ha transcurrido un minuto.
El aguacero es tremendo.
El día se ha puesto de luto.
Se había llevado Simón
con él, a
pasar el día,
a Nemesio "el de la Ángela"
(ocho años o así tendría).
Al comenzar la
tormenta
están por La Marañosa.
Decide volverse al pueblo,
al ver tan negra la
cosa.
Con la borrica y el hato,
con abarcas y sombrero,
rebaño y pastores van
medio a tientas hacia el pueblo.
¡ El camino La Veguilla
se ha
convertido ya en río!
Cuando Simón se da cuenta,
Nemesio se le
ha escurrío
Ve tragárselo las aguas,
sus manos
pedir auxilio,
y se lanza sin pensarlo
a salvar al pastorcillo.
Pero no sabe nadar,
los dos van aguas abajo
camino de su lugar.
En esto los ve Andrés "Liebre"
en
sus últimas angustias.
Se echa de cabeza al río
y los
salva de la tumba
Mientras tanto… por la calle
San José, Santa Lucía…
y por El Pozo (sin acabar la tormenta)
la hermana Escolástica, la Ángela, la hermana Vicenta
y por en medio la Luisa, Atanasio, Julián y Temio.
Después acude más gente,
por la calle abajo vienen,
mirando camino y campo
temiéndose lo que temen,
mas solo ven aguas turbias,
cenagosas, aguas fuertes.
Va
aumentando su temor,
temen que venga la muerte.
Ya por
fin, aún chispeando
y más suaves los relámpagos.
Acompañada la gente
de una
cuadrilla gitanos,
ven a lo
lejos, luego acercándose,
chorreando y descalzos,
a Simón y Nemesio, con su ganado.
¡Gran alegría!
¡Corazones saltando!
La muerte que aparecía, la vida, la ha
desplazado.
Fabián
Castillo Molina.
Leganés,
2 de diciembre de 2005.
Nota:
Esta composición se escribió una tarde tormentosa de verano pensando en
aportarla a la fiesta del Pozo Nuevo y allá fue recitada una noche de
septiembre de finales de los 80. Veinte años después, fue publicada en Pedroñeras
30 días, como recuerdo y homenaje a Julián Ramírez Lopezosa, amigo de la
infancia y juventud, y luego cuñado, con motivo de su muerte, ocurrida el l6 de agosto de 2009, a los pocos días de la gran
tormenta, el aguacero y las inundaciones que anegaron el pueblo y que hicieron
que Las Pedroñeras saliera en todos los medios de comunicación .
En la fecha marcada más arriba fue reescrita y pasada a este ordenador y ahora, madrugada del 24.11.2012 vuelvo a repasarla y la envío a Ángel Carrasco para que la incorpore a su blog si lo considera oportuno.
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