LA OLIVA
En Pedroñeras ocupó siempre el olivar un lugar secundario con respecto al sustento de su economía. Pueden verse, no obstante, olivares al norte de la población y cerca de ella. Incluso existe un camino en esta zona llamado Carril de los Olivares, que da cuenta de la importancia de estos en el lugar indicado.
Se denomina oliva al árbol y aceituna al producto (más bien acituna, forma avulgarada). El conjunto de ramas situadas en la parte baja de este árbol constituye la capota.
Se suelen plantar las olivas en invierno, de dos ramas cortadas a otra. Es la oliva uno de los árboles que mejor agarran, así que poco hay que preocuparse en este sentido. Suelen ponerse en cerros para evitar las heladas, a las que son muy propensas. Son también, como es sabido, árboles que pueden llegar a ser centenarios.
Después de plantados se dejan tres o cuatro años hasta que crezcan, arándolos y cavándolos las veces que convenga, así como abonarlos con basura. Después de este tiempo se comienza con su poda (en abril), siempre procurando que no alcancen gran altura, dejándolos, además, tan solo en dos o tres pies. Algunos aprovechaban las ramas podadas como alimento de los conejos.
La aceituna se coge para la Purísima (8 de diciembre). Antes no se vareaban los árboles, tan solo se ordeñaban, colocando a los pies de uno unas mantas o sacos. Previamente, el más apañado ha limpiado las piedras del lugar con una rastrilla.
La oliva es afectada por la negrilla, aunque antes lo hacía en menor medida y no se trataban. También les salen pupas en las ramas. Pero el mayor enemigo, con todo, de la oliva es el hielo que incluso puede provocar que tengan que ser cortadas enteras. En cambio se defienden bien de la sequía.
La aceituna típica de esta zona es la manzanilla, que se estima más segura en cuanto a producción, y la cornicabra, variable en este sentido pues va alternando años de mucha producción con otras de escasa; no obstante, dicen que produce más aceite.
La aceituna cogida se solía llevar a las almazaras próximas: a la del pueblo, del hermano Carrasco (calle Juan Ortega), o a las de pueblos próximos, como Villar de la Encina, Sisante o Mota del Cuervo.
Modo que tienen en Pedroñeras de arreglar las aceitunas:
Primero se bañan en agua con sosa cáustica, lo que se hace para quitarles el amargor. La primera vez se dejan 24 horas sin cambiarles el agua, y a partir de entonces se les va cambiando todos los días una o dos veces, hasta que ésta salga clara. Tras esto, las aceitunas se meten en agua y sal junto con laurel y morquera previamente cocidos (hay quien les añade también tomillo). Conviene sacarlas con una cuchara de madera.
[Texto extraído de una primera versión (luego ampliada) de mi libro Los trabajos y los días].
©Ángel Carrasco Sotos
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