Ya
dimos cuenta en una entrada anterior de la noticia sobre la inundación producida
en Pedroñeras por el año de 1880. Tales inundaciones, como es sabido, han
seguido produciéndose hasta nuestros días (y aún está en la mente de los
presentes la de hace tan solo un par de años). El 1887 se saldó a tal efecto
con una gran tormenta de la que dieron cuenta los periódicos nacionales.
La Época: “En el
pueblo de Pedroñeras (Cuenca), el día 4 del corriente [abril] se presentó una
nube que inundó de granizo las calles del pueblo.
Sobre
las casas caían multitud de exhalaciones y varias mangas de fuego en la casa
del Sr. Sales Marcos y en la torre de la iglesia. Un jornalero fue presa de un
rayo, quedando en muy mal estado.
Los
truenos eran tan grandes y continuados que hasta los cristales de las casas
quedaron rotos.
Los
más ancianos no recuerdan haber visto una nube tan atroz. Aquel pacífico
vecindario se encuentra aterrado”.
En
La Dinastía se contaba así de manera
más pormenorizada: “En el pueblo de Pedroñeras (Cuenca) ocurrió un lamentable
suceso en la tarde del día 4 del corriente mes de Abril.
Presentose,
a las cinco próximamente de la expresada tarde, un nube que al parecer era de
poca intensidad; pero a los pocos instantes creció de tal forma, que un momento
después las cales del pueblo quedaban completamente cubiertas de granizo y en
los principales edificios de Pedroñeras caían multitud de exhalaciones.
En
la casa de Francisco de Sales Marcos, rico hacendado de aquella población y
juez municipal de la misma, cayeron tres mangas de fuego en un momento, sin
que, afortunadamente, haya que lamentar desgracia alguna personal, sino el
destrozo consiguiente en casi toda la casa.
Otro
tanto ha ocurrido en la torre e iglesia del pueblo.
Un
pobre jornalero que a la sazón se encontraba en las afueras trabajando con dos
caballerías fue presa de un rayo, matando a estas y dejando en muy mal estado a
aquel.
Los
truenos eran tan grandes y continuados, que hasta los cristales de las casas
quedaron rotos.
Los
más ancianos no recuerdan haber visto una nube tan atroz. Aquel pacífico
vecindario se encuentra aterrado”.
©Ángel
Carrasco Sotos
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