La CASA y el POZO de EL PERALEJO de Las Pedroñeras: Fotografías, mapas y explicación | Las Pedroñeras

jueves, 13 de noviembre de 2025

La CASA y el POZO de EL PERALEJO de Las Pedroñeras: Fotografías, mapas y explicación

 

Corrales del ganado de la casa de El Peralejo (2001).

©Ángel Carrasco Sotos

A la casa y al pozo del Peralejo les tiene uno mucho cariño. Es un cariño que roza lo entrañable o la devoción, que surge ante lo que se hace necesario amar. La casa ya desapareció, como sabréis, y el pozo sigue en pie gracias a quienes han sabido y querido conservarlo, que es lo que deberíamos hacer todos con esos elementos identitarios que pertenecen a un pasado que ya no volverá. Porque esos pozos y ese tipo de casa no se volverá a hacer jamás. Son parte de un contexto histórico, de un modo de vida, de una manera de construir que algunos aún conocen, y, dentro de poco, casi nadie conocerá porque casi nadie se interesará por ello y porque nadie existirá para contarlo. Es triste, pero es así. Somos nosotros quienes tenemos que inculcar a nuestros descendientes esa cultura, esa mirada al pasado que se está perdiendo en los más jóvenes, para que aprendan de dónde venimos, qué hubo antes, antes a ellos. Pero vayamos por partes.


Minutas recogidas por el cartógrafo. Lo rodeado es mío.

A la casa le tengo (le tenía) un especial cariño, apego, porque ahí vivió mi abuelo Julio Sotos Haro, que trabajaba como mayoral para Zapata, con su familia: mi abuela Pascuala Gabaldón Madrigal y sus hijos: Elena, Pedro y Lucía, mi madre (luego vendría mi tía Julia). Mi madre, incluso, nació en esa casa, y creo que también mi tío Pedro. Por lo tanto, me sentía muy identificado con esta edificación; era como algo que pertenecía a la biografía de mi familia por parte de mi madre. Por eso, cuando desapareció, algo de mi ser se fue con la casa. La casa (y los corrales) que, por no estar ya en uso e iba amenazando ruina, se hundió y se limpió el escombro en 2005, cuando pasó a manos de Andrés Carrión "el Rojo Torral". Fue una pena, pero entiendo que uno puede hacer con sus propiedades lo que le venga en gana (dentro de un orden). También entiendo que todo es cuestión de sensibilidad... o de "utilidad", en este caso: como no servía, había de deshacerse de ella pues arreglarla o mantenerla "no valía la pena"; no suponía una inversión rentable y equivalía a tirar el dinero. Uno lo entiende (sin compartirlo o sin entenderlo del todo), porque es el espíritu de los nuevos tiempos. Frente a ellos estamos los románticos, que observamos como un atentado el ir borrando progresivamente las huellas del pasado (nuestra historia). El acabar con nuestra identidad para no ser nadie es el alzhéimer de nuestra sociedad, la de los tiempos modernos. Y quien pierde la memoria pierde su identidad. Nuestra comunidad dejará de serlo si pierde su memoria, porque la memoria colectiva une. Y la memoria no reside solamente en lo que colectivamente conservamos en nuestros caletres con lo que nos han contado, sino en las piedras, en los edificios, en los objetos que proceden de ese pasado que nos confirieron tal identidad. La identidad es la persona; la identidad es el pueblo; es la única que afianza su integridad. Conservar la historia en la memoria colectiva, en los museos, en los documentos, en nuestros campos, en los pueblos... es mantener nuestra identidad, la esencia de lo que somos a través de lo que fuimos. Y esa historia hay que explicarla y mantenerla viva, no convertirla en escombro, en tierra, en humo, en sombra, en nada. Así desaparece un pueblo. Y así nace la sociedad del individualismo, en la que impera el interés personal y no el de la comunidad de la que se forma parte.


Foto de la casa del Peralejo en lontananza. Estas fotografías tienen un valor muy grande, porque se trata de fotos ya imposibles. Resulta increíble la cantidad de los objetos y edificaciones que han desaparecido en los años (ya décadas) que han seguido a la publicación de mis libros sobre el campo de Las Pedroñeras.


El pozo del Peralejo va unido a la casa. Los unía una sendeja, de hecho, antes. No sé si serán contemporáneos; quiero decir que desconozco si el pozo se cavaría al hacerse la casa o una u otra estarían ya antes de fabricarse el otro. Yo opino que nacieron a la vez, quizá allá a finales del siglo XIX o en las primeras décadas del XX. [Si alguien tiene más información, puede hacerla constar en los comentarios]. En ese pozo perdió la gorra mi abuelo y no la volvió a recuperar. Seguro que si hiciéramos una prospección arqueológica, en algún estrato de su fondo se encontrarían restos textiles de la gorra de mi abuelo Julio "Santano", ese que hacía surcos como tacos con el garabato o con el arao común, el que convertía el esparto en obras de arte, el que amortajaba con una sábana como si el muerto fuera a ir de boda, el que hacía ristras de ajos para exposiciones nacionales aunque fueran firmadas con otros nombres, el que hacía colleras gratis para los amigos o para quien se terciase con una técnica que sus manos convertían en arte, en obras que quedaban "que ni nacías"... Mi abuelo hacía todo de balde... aunque mi abuela le regañaba y lo ponía verde, pero sin ningún resultado. Bondad pura, un amor.


Foto memorable del pozo del Peralejo cuya autoría desconozco. Creo que funcionó como postal de época. Como veis, existe una pila de piedra donde beberían las mulas, y un comedero. Ni uno ni otro elemento existen ya. Bueno, la pila existirá en el patio o jardín de algún lugareño, que tuviera el ojo (¡qué cuco!, ¿eh?) de llevársela con nocturnidad antes de que otro le echase la zarpa. ¡Ay, cuánto se ha perdido para nuestra comunidad por el ansia viva de convertir algo que no es nuestro en privado! Creo que lo llaman robar.


El pozo siempre ha estado junto a la carretera que lleva a La Alberca de Záncara, cuando esta estaba empedrada y de tierra, y también ahora en que está asfaltada (aunque se rectificó en algunos tramos en el espacio de ese tránsito). El único cambio es que, si antes se mostraba a nivel de la calzada, ahora se queda por debajo de él, lo que da un poco de lástima, porque pareciera que lo hubieran relegado a peón o a soldado raso. El pozo está protegido con una especie de garita o caseta con cúpula redondeada y acceden los ojos (y los cubos, antes) a su interior mediante una abertura a modo de ventana. Hubo una época en que esta caseta amenazaba ruina (hablo de finales del siglo XX). Al dejar de usarse, se abandonó a su suerte y fue desmoronándose. Fue a principios del XXI cuando Juan Julián Izquierdo (¡que Dios te bendiga!) lo reconstruyó y lo blanqueó. Y así está ahora. Tuvo más tarde la gentileza (por prevenir y evitar que alguien se cayera en su interior) de tapar la ventana de la caseta con unas tablas que, a día de hoy, mantiene. Se recuerda como de agua muy buena la de este pozo del Peralejo, y a él acudían a dar agua a las mulas todos los labriegos de los alrededores. Hoy en día, está, por regla general, seco.


Fotos extraídas de mi libro (publicado en 2003) titulado "Por campos de Las Pedroñeras" (agotado).


De la casa, como digo, ya no queda ni tarranco, ni con qué encender, ni tarrapeta...; ni los paerazos quedan, vamos. Nada, ni cimientos. Nadie que transite por allí puede pensar que ahí existió una casa de labranza y unos corrales para el ganado. Se levantaba junto al antiguo (antiquísimo; se menciona en un documento de amojonamiento del año 1318) camino de Robredillo de Záncara a El Provencio, ese del que, unos metros más adelante, sale la senda Vinatera o de los Vinateros, que llevaba hasta el molino del Castillo, y llega, aunque ya no haya molino. Constaba esta casa de dos alturas con un rústico corral y unos porches para el ganado en su parte posterior, con paredes de piedra tosca, como podéis observar en la imagen con que se inicia esta entrada. Fueron aquí mayorales Antonio Carrión “Escalera”, casado con Esperanza Romero “la China”, y mi abuelo, Julio Sotos Haro “Santano”, casado con Pascuala Gabaldón Madrigal “la Huevera”. En los mapas que en mi libro abrevio como P59 y CC70 (y Militar en ign) la llaman con el desautorizado y espurio nombre de "casa del Perdigón", quizá por la proximidad del cerro de tal nombre.


Otra foto de la casa desde otra perspectiva. La tengo fotografiada desde todos los ángulos. ¡Qué penica!

El paraje El Peralejo se registra en el mapa catastral del pueblo fechado en el año 1955 (por errata, escriben "El Peralejos") (MC en mi libro); y en el mapa de Las Pedroñeras (715-II) escala 1:25000 publicado por el Instituto Geográfico Nacional (IGN) con la abreviatura PE00 en mi libro Toponimia histórica comentada (casi agotado). Queda registrado en la hoja del mapa M-9 de dicho libro en su lugar correspondiente. Este mapa personal en donde se recogen todos los topónimos de Las Pedroñeras, La Encomienda y Santiago de la Torre tiene una escala aproximada de 1:15000 y se divide en 24 páginas.

En cuanto al origen del nombre, hemos de decir que es incierto. El nombre apunta a un pequeño peral, un peralejo. Pero dependiendo de la antigüedad de este topónimo, que desconocemos por no estar registrada en ningún lugar,  también podría derivar de un medieval Pero (Pedro) Alejo. En cualquier caso, el lingüista Ramón Menéndez Pidal apunta para el topónimo de Peralada un origen posible en petra lata. Si seguimos a Heliodoro Cordente, podría derivar también de esta petra 'piedra", que él no descarta para el nombre de Peraleja.

El topónimo Peralejo y derivados los leemos en la toponimia española en distintos puntos (lista que se alargaría tras un análisis pormenorizado de microtopónimos a nivel nacional). Lo leemos en Sevilla (El Peralejo), Córdoba, Madrid (Peralejo), Ciudad Real, Jaén (Los Peralejos), Teruel (Peralejos), Salamanca (Peralejos de Arriba), Salamanca (Peralejos de Abajo), Guadalajara (Peralejo de las Truchas), Salamanca (Peralejos de Solís), Albacete (puerto de Peralejo), Soria (Peralejo de los Escuderos), Jaén (Cortijo de El Peralejo), Valencia (Casa de la Peraleja) o Valencia (La Peraleja).



Os dejo con más fotos y mapas. Hasta la próxima (si no nos vemos antes).


Imagen de 2021 extraída de Google Maps.

Vista aérea de la casa y el camino hacia el pozo. 1956.

Imagen OLISTAT. 1997


Sigpac 97-2003


Sigpac 97-2003 La casa se observa con su corral desde el cielo.


2006 (ya sin casa)

2018. El sitio de la casa arado.


2025.


La casa y el pozo en la primera edición del mapas del IGN en escala 1: 25 000


Mapa militar en el que se da a la casa el falso nombre de Casa del Perdigón. ¿Es que no preguntarían?


Fotografía extraída de mi libro "Por campos de Las Pedroñeras".

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