por Vicente Sotos Parra
Estando reunidos aquella tarde para saber qué mayos iban a cantar a las doncellas, la cuadrilla de amigos decidieron acudir para que el hermano Juanantes les asesorase con los cánticos, pues él fue uno de los que antaño escribía las letras de los versos que en su día fueron famosos por su sagacidad y buen humor.
En una mesa del bar Jalisco se encontraban los mozos en compañía del hermano Juanantes en la mesa, unas cervezas, unas hojas de papel para apuntar los canticos de los mayos que luego se cantarían.
Un estruendo de coche que paró en la puerta del bar les hizo perder la atención mirando todos hacia la puerta, presinándose al ver al personaje que acababa de entrar. ¿De dónde saldría aquel bicho tan raro? Con falda que le llegaba por la rodilla dejándolos pasmaoos. Lo que para nosotros es una falda, en Escocia le llaman “tartan” que consiste en una falda con bandas horizontales y verticales entrelazadas en múltiples colores y que les llega a la rodilla. La de Wenceslao era la más pesada el Tweed de (500 – 600 gmº) que era el más adecuado para el invierno, verano y otoño. ¿De dónde venía un individuo de un metro noventa de alto, de aspecto un tanto señoritingo, con el pelo rojo y patillas hasta la mandíbula, flaco como un palillo y una falda escocesa que fue lo que más le llamó la atención a todos? Acercándose a la mesa les saludó de esta manera:
Escocés: Bueno… bone día.
Bartolo: ¿Y este quién es?
Filipón: ¿No lo sé, tú no lo conoces?
Juanantes : Yo no he visto en mi vida una cosa tan rara como esta. Con esa pinta un hombre con faldeta… ¡Debe de ser extranjero!
Felipón: En fin caballero (porque será caballero), usted dirá qué es lo que quiere saber.
Escocés: Jo venir… a Pedroñosos.
Bartolo: Si vienes, ya has llegado a Las Pedroñeras.
Escocés: No… mí… aquí… Pedroñosos.
Juanantes: Ya lo entiendo, pregunta si son Las Pedroñeras. Sí, aquí es el pueblo de Las Pedroñeras.
Escocés: Jo… Pedroñosos… buscar raíces.
Bartolo: ¿Raíces de qué árbol?
Felipón: No será de regalicia.
Escoces: Mía madre en Pedroñosos… Elizabet…. Mia madre dice buscar el hermano Juanantes.
Juanantes: Yo soy el hermano Juanantes, pero no sé quién es tu madre, ¡hermosón!
Escocés: Mía madre… avisar que aquí… hablar raro.
Bartolo: Ea, ea a que te la cargas, tú sí que eres raro.
Felipón: Déjalo a ver que se aclare… ¡Pregunta, faldeta!
Escocés: ¿Cómo llamar en Pedroñosos… a hijos de mujer mala?
Bartolo: Nosotros no los llamamos, vienen ellos solos.
Escocés: Ellos solos (y coge un trozo de papel y se lo apunta)
Bartolo: No sé, pero este no está bien, le falta un verano.
Felipón: Este en vez de cabeza tiene un adoquín con greñas.
Escocés: Jo… raíces… Elizabet.
Bartolo: ¡¡Aique!! otra vez me suena a regalicia.
Escocés: Regalicia padre…(y continúa apuntado en una hoja)
Felipón: Padre madre y espiritusanto, este lo que tiene es una empanada mental.
Juanantes: Eso de Elizabet me suena de alguna cosa. ¡Ya lo tengo, Isabel!
Bartolo: ¿Qué Isabel, hermano?
Juanantes: La Paca… con esa pinta no puede ser más que ser hijo de ella.
Escocés: Madre dice… que amigos llamar con amor Paca.
Juanantes: Ya hemos descubierto El Provencio. Al fin sabemos a quién busca. Pero si esa mujer hace mucho tiempo que se fue del pueblo, hermosón. Nadie diría que de una herramienta como tu madre iba a salir una birria como esta.
Escoces: (Levantando las mano en señal de alegría y gozo) ¡Birria Birria!
Bartolo: Siii ponle una cerveza al faldeta.
Escocés. Mia… madre beber cerveza y ginebra.
Juanantes: A mí me vas a decir lo que bebía tu madre que agarraba cada borrachera más grande que la torre de la iglesia.
Escocés: Elizabet cuando volver de Pedroñosos estar embarazosa. Yo buscar padre y raíces en… Pedroñosos.
Juanantes: Tu madre le escribió a mi hermanica, que en gloria esté, y en la carta decía que tenía un hijo; no me acuerdo cómo se llamaba; ah, sí, ya me acuerdo, se llamaba el Xalao.
Escocés: Jo mi Wenceslao…, Jo Wenceslao…, no… Xalao.
Juanantes: Ya ha aparecido la aguja del pajar este es hijo de la Paca, claro eso decía la carta.
Escocés: Si buscar padre…, elegante y guapo.
Juanantes: Hijo si tu madre era tan buena y caliente que todo el pueblo podría ser tu padre.
Felilpón: No diga más naa que puede que se esté haciéndose el tonto.
Escocés: Madre llamar a padre tío Pepillooo.
Bartolo: Sí, corre, corre. que te pillo.
Juanantes: Ya lo tengo, su padre es el tonto de Pepillo, no puede ser otro, iba como loca detrás de él.
Escocés: Por su porte.
Bartolo: No por la porra.
Escocés: Mi… jo… quiere conocer a Pepillooo…Padre.
Juanantes: Esa suerte tendrás que no lo conocerás. Lo mató un tractor cuando iba recogiendo moñigos por la calle. Allí mismo llamó al notario e hizo testamento para su hijo el Xalao.
Escocés: Jo mí escocés. Wenceslao.
Juanantes: Tranquilo, ya aclararemos lo de tu nombre. Pero como tu padre hablaba como podía.
Escocés: Madre decir que aquí hablar raro.
Bartolo: Otra vez. Tú sí que eres raro, mira que llevar falda y las mujeres pantalones en tu país, seguro que no llevas calzoncillos. ¿Que no le levantaremos la falda?
Escocés: Mí…, jo…, aprender español y echar raíces en Pedroñoso con herencia de padre. ..¡Tú enseñar!
Juanantes: No, hijo de la gran Bretaña, ya lo aprenderás tú solo. Hoy te irás a cantar los mayos y mañana iremos al notario.
Bartolo: Ya se ha cargado con el muerto, hermano.
Juanantes: Y qué puedo hacer. La única amiga que tenía su madre era mi hermanica, que en gloria este.
Escoces: Jo dormir… Buscar.
Juanantes: De momento dormirás en mi casa, ahora tienes que irte a cantar los mayos con estos.
Escoces: Mí… jo… no entender.
Bartolo: ¿Tú qué tienes que entender si le pareces una lechuga con la cabeza boca abajo?
Así pasaron la noche cantando los mayos a las doncellas con la compañía del Xalao, y la letra que más le gusto fue aquella que decía:
Marcial, Marcial,
Marcial, Marcial,
si no me convidas,
no canto más.
Por allí por donde pasaba la cuadrilla cantando los mayos con el Xalao, llenando los cuerpos de vino y rolletes.
Dijo el escocés: Yo echar raíces en… Pedroñoso y cantar los mayos…, todas las noches del año.
(CHASCARRILLO)
Al Xalao no le faltó
el vino ni los rolletess.
La herencia fue tan escasa
que no le llegó para otra falda.
A veces, por querer mucho,
perdemos lo poco que tenemos.
ANÓNIMO
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