¿Sabías que JOSÉ MARÍA ÍÑIGO fue pregonero de nuestras fiestas? TODA LA VERDAD SOBRE EL ASUNTO | Las Pedroñeras

lunes, 14 de octubre de 2024

¿Sabías que JOSÉ MARÍA ÍÑIGO fue pregonero de nuestras fiestas? TODA LA VERDAD SOBRE EL ASUNTO


De lo que se entera uno curioseando por ahí. Sí, me refiero a cosas sobre nuestro pueblo. Cosas pasadas, pero no muy lejanas (tan solo han transcurrido 50 añitos, algo menos). Y son cosas, o cosejas,  que pasaron desapercibidas, pues parece ser que el Ayuntamiento ni se enteró (o se hizo el sueco) y, por supuesto, la gente, que iba a lo suyo, no reparaba en estas minucias. Pero hete aquí que va uno ahora y se entera, y no puede pasar mayor vergüenza, porque es algo vergonzoso y denunciable. Algo que da grima y provoca náuseas. Porque nauseabundo es ese comportamiento, el hacer esto a sabiendas y hacerlo tratando a un pueblo como un puñado de campesinos miserables e incultos, tomándoles el pelo, vamos. Sin embargo, el asunto no pasó desapercibido para el periódico conquense El banzo, que lo mismo ni se distribuyó aquí, en nuestro pueblo, y, si lo hizo, pues se pasó por alto algo que no se consideró de importancia... o se ocultó. Los que pagaron a los implicados decidieron echarse una manta por encima de la cabeza y pasar página, sin divulgar lo sucedido para que no los tratasen de tontos. ¿La culpa? No fue de las autoridades, sino de esos que, tras la fama que atesoraban, se rieron de nosotros. Os cuento, que estoy alargando demasiado la agonía.


Resulta que en 1973 se celebró la primera Fiesta Internacional del Ajo. Ver al ajo, a nuestro humilde ajo, acompañado de palabras tan solemnes como "fiesta internacional" suponía un prestigio que más quisieran muchos productos de la tierra... (la alcachofa, los guisantes, el pimiento morrón o el espárrago, por ejemplo, sufrían). Vamos, que iba nuestro ajo con el cuello bien erguido como hidalgo o galgo de buena casta, orgulloso de tales honores. Para darle boato y pompa al honroso asunto de esta fiesta recién nacida para el planeta Tierra, se pusieron en práctica dos ideas (buenas ideas): una era buscar pregoneros de prestigio para pregonar nuestro conocido bulbo; la otra, otorgar un jugoso premio económico al que escribiese el mejor artículo periodístico sobre nuestro ajo. Como se trataba de un dinero fácil, acudieron a la llamada, como moscas a la miel (da en este caso), famosos de la tele a los que desconozco si los llamaron y aceptaron de buen grado o se prestaron dispuestos a cumplir con un pueblo que les sonaría de oídas, quizá, por su ajo o por nada en absoluto. Por dinero baila el perro y por pan si se lo dan. Bien dicen que todos los refranes trabajan. 

En el año 1975 fue José María Íñigo quien pregonó nuestra fiesta internacional. Nada menos que el bigotudo presentador Íñigo. Esto era el arremate el baile. ¡Qué suficiencia por Dios! El mismísimo Íñigo preparándose un texto para pregonar nuestras fiestas, indagando, estudiando, tomando información de aquí y de allá sobre nuestro pueblo y sus ajos. Esto era el no va más. Periodista, locutor, presentador, ¡famoso!... ¡Pregonero de Pedroñeras! ¡De nuestra fiesta! ¡De nuestros ajos! ¡De nuestro internacionales ajos y nuestra internacional fiesta! ¡Te queremos, Íñigo, te adoramos y te glorificamos!

Pero he aquí que ese mismo año de 1975 gana el premio periodístico el reconocido escritor, también periodista y bigotudo, Jesús Torbado, sí, el que fuera premio Planeta en el 76 y escribiera Los Topos en el 77, ese libro que regaló la Caja de Ahorros (cuando regalaba cosas) y que muchos tendréis en vuestros hogares.

Pues bien, al parecer Íñigo y Torbado eran amigos, compañeros de trabajo en Televisión, y se ve que se querían, que se ayudaban, hasta el punto de que don Jesús prestó su artículo a don Íñigo, y el mismo texto sirvió a uno para cobrar el premio periodístico y a otro para cobrar por pregonar nuestra Fiesta Internacional. Vamos, que hay que ser caraduras. ¿Se enteraría de eso alguien aquí? Ellos pusieron al cazo y se fueron los dos juntitos a celebrar su hazaña, posiblemente entre risas y mucho mucho cachondeo, después de haber perpetrado un timo en toda regla, una variante del timo de la estampita. Nos la colaron doblada.

Pero los chicos de El banzo no lo pasaron por alto y lo dijeron en su día y lo publicaron negro sobre blanco (en realidad, sobre azul) en su periódico. Podéis leerlo aquí. Juzguen ustedes.

Ahora vas y lo cascas. Por cierto, el artículo al que se refiere el texto sobre los beneficios económicos del ajo es ESTE que os dejamos hace unas semanas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario