Hace poco visité el cementerio de nuestro pueblo y no la vi. Se trata de una placa que ha estado siempre en la pared de la entrada principal de nuestro cementerio, proveniente, por cierto, del viejo, el que estaba antes donde ahora está el parque de Santa Catalina (así se le llamó oficialmente). No la vi por ningún lado... y me pareció raro. Pregunté y me dijeron que llevaba ya un tiempo que no estaba en su lugar. Es una frase que uno se sabe ya de memoria y que cuando se visita el camposanto a uno le hace pensar: "Templo de la verdad / es el que miras. / No desoigas la voz / con que te advierte / que todo es ilusión / menos la muerte". ¡Qué verdad tan grande!, he pensado yo siempre. Todo en la vida es ilusión, como un sueño, y llega la verdadera verdad, la de la muerte, y arrasa con todo imponiéndose en mitad de la batalla. Por eso siempre se ha dicho que la vida es un aventura (o una película) que siempre acaba mal.
Que a mí me quiten esta placa que tiene ya más de doscientos años me duele. Pero no quiero todavía culpar a nadie, por varias razones: porque no sé si se ha puesto en otro lugar, si se ha quitado provisionalmente o qué ha pasado con nuestra placa, con nuestra frase, de todos nosotros, de nuestro cementerio, de nuestra historia. Nuestros tatarabuelos y los tatarabuelos de estos la leyeron. Nuestros hijos (si es que ha desaparecido) ya no lo harán. Ya no leerán esos versos tan hermosos, tan dignos, tan ciertos. ¡Por favor, que vuelvan a ponerla en su lugar!
Totalmente de acuerdo contigo, Ángel.
ResponderEliminarLos versos de esa placa se los he oído recitar a mi madre, siendo ya muy mayor y sie.ore los he leído cuando he ido al cementerio.
¿Quién habrá quitado la placa? ¿Dónde estará?