por Miguel Ángel Vellisco Bueno

Por circular del Sr. Gobernador Civil de la provincia de Cuenca, de 28 de septiembre de 1885, y de conformidad con la Ley de 10 de enero de 1879 se constituye en los municipios la Junta de Extinción de la Langosta, formada por el alcalde, el regidor síndico, tres representantes de los mayores contribuyentes y dos representantes de los labradores.
La Junta, como primera medida, realiza un estudio de la entidad y el alcance de la plaga en el término de poblaciones afectadas y el presupuesto de los gastos necesarios para su eliminación, dándose cuenta de los mismos, seguidamente, a la Junta Provincial, y al gobernador civil, solicitando fondos pasa la lucha. El panorama es bastante desolador, la plaga arruina las cosechas y podría causar infecciones en el agua potable, produciéndose epidemias y enfermedades que afectarían directamente en la población.
A esto hay que añadir que por aquella época se estaba luchando contra una epidemia de cólera morbo, lo que complicaba todavía más la situación. Se acuerda como primera medida la limpieza de los pozos de abastecimiento de agua públicos y se realizan obras para impedir que la langosta pueda acceder a los mismos. Al mismo tiempo, debido a la ruina de la población, como consecuencia de la destrucción por parte de la langosta de la mayor parte de las cosechas, se solicita a la Excma. Diputación de Cuenca el perdón de las contribuciones.
Para la lucha desigual contra la plaga, en la que participa toda la población, ya que esta se caracteriza por una gran voracidad y capacidad reproductora y la escasez de medios materiales, se utilizan diversos medios: ya sea arando las zonas invadidas de canuto de langosta y cavando a mano aquellas zonas donde no podía entrar el arado, ya recogiendo a mano el insecto, realizando esta labor a primera hora de la mañana, cuando se encontraba apiñada y adormecida, y enterrándola en zanjas, pues de día era más difícil su persecución.
Sin embargo durante los años 1885 al 1888 que duró la lucha contra plaga de la langosta no todo fue negativo, pues contribuyó a mejorar el nivel de sus vecinos, al percibir estos unos ingresos extraordinarios como consecuencia de la remuneración por las peonadas de su trabajo.
Consulta el libro en PDF AQUÍ.
Cuadro de los trabajos de extinción de la langosta en Belmonte y Las Pedroñeras:
La Junta, como primera medida, realiza un estudio de la entidad y el alcance de la plaga en el término de poblaciones afectadas y el presupuesto de los gastos necesarios para su eliminación, dándose cuenta de los mismos, seguidamente, a la Junta Provincial, y al gobernador civil, solicitando fondos pasa la lucha. El panorama es bastante desolador, la plaga arruina las cosechas y podría causar infecciones en el agua potable, produciéndose epidemias y enfermedades que afectarían directamente en la población.
A esto hay que añadir que por aquella época se estaba luchando contra una epidemia de cólera morbo, lo que complicaba todavía más la situación. Se acuerda como primera medida la limpieza de los pozos de abastecimiento de agua públicos y se realizan obras para impedir que la langosta pueda acceder a los mismos. Al mismo tiempo, debido a la ruina de la población, como consecuencia de la destrucción por parte de la langosta de la mayor parte de las cosechas, se solicita a la Excma. Diputación de Cuenca el perdón de las contribuciones.
Para la lucha desigual contra la plaga, en la que participa toda la población, ya que esta se caracteriza por una gran voracidad y capacidad reproductora y la escasez de medios materiales, se utilizan diversos medios: ya sea arando las zonas invadidas de canuto de langosta y cavando a mano aquellas zonas donde no podía entrar el arado, ya recogiendo a mano el insecto, realizando esta labor a primera hora de la mañana, cuando se encontraba apiñada y adormecida, y enterrándola en zanjas, pues de día era más difícil su persecución.
Sin embargo durante los años 1885 al 1888 que duró la lucha contra plaga de la langosta no todo fue negativo, pues contribuyó a mejorar el nivel de sus vecinos, al percibir estos unos ingresos extraordinarios como consecuencia de la remuneración por las peonadas de su trabajo.
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Cuadro de los trabajos de extinción de la langosta en Belmonte y Las Pedroñeras:
©Miguel Ángel Vellisco Bueno
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