La hermana cautiva (La mora cautiva) - Otra versión de Pedroñeras

El romance de la hermana cautiva, así llamado "oficialmente" por el Seminario Menéndez Pidal, máximo organismo encargado de recopilar, clasificar y estudiar las diversas versiones del romancero tradicional, es uno de los romances más difundidos por nuestra Península. En el Cancionero popular de la Mancha conquense recogí 6 versiones en la zona, que un trabajo de campo más ambicioso aún hubiese servido para llenar varios cuadernos. Tres de ellas son de Pedroñeras, y las otras, de Las Mesas, El Pedernoso y El Picazo. Nuestra amiga Mª José Martínez Carrión ha tenido a bien pasarnos esta nueva versión pedroñera que ella conocía desde su infancia y es la que trasladamos a este blog para consignarla. Gracias. Disfrutad de su lectura.

En este libro encontrarás mucho más romances y cantares pedroñeros.

La hermana cautiva

por Mª José Martínez

El día de los torneos
pasé por la morería
y vi una mora lavando
al pie de una fuente fría.
-Retírate, mora bella,
retírate, mora linda,
deja beber mi caballo
de esta agua cristalina.
-¿Te quieres venir conmigo?
-Con mucho gusto me iría;
y los pañuelos que tengo,
¿dónde yo los dejaría?
-Los de hilo y los de seda
aquí en mi caballería
y los que no valgan nada
 la corriente llevaría.
-¿Y mi honra, caballero,
dónde yo la llevaría?
En la punta de mi espada
y en mi corazón metida.
   Al montar en su caballo,
la morita se reía.
-¿De qué ríes, mora bella?
¿De qué ríes, mora linda?
¿Si te ríes del caballo
o del que el caballo guía?
-No me río del caballo,
ni tampoco del que guía;
me río de ver a España,
que es toda la patria mía.
   Al pasar por unos montes
ella a llorar se ponía.
-¿Por qué lloras, mora bella?
¿Por qué lloras, mora linda?
-Lloro porque en estos montes
mi padre a cazar venía
con un hermano que tengo
y toda su compañía.
-¿Cómo se llaman tus padres?
Mi padre, Juan de la Oliva,
y un hermanito que tengo
se llama Jose María
-¡Dios mío!, ¿qué es lo qué oigo?
¡Virgen Sagrada María!
Creí traer a una mora
y traigo una hermana mía.
Madre, abra usted las puertas
ventanas y celosías,
que aquí le traigo a la prenda
a quien lloraba noche y día.

ÁCS