En una entrada anterior os hablé, según los datos que poseo, de la llamada huerta del Aceitero, también llamada anteriormente de la Chaperra o de Galindo. Hoy me he propuesto ofreceros los pocos datos que tengo de esta otra llamada huerta del Quico, dentro de lo que quiere ser una serie que me propongo ir nutriendo con las más de 150 huertas que tengo anotadas (he AQUÍ la lista no actualizada que ya publiqué en este blog).
La huerta del Quico estaba -porque ya no está- junto a la actual carretera de Las Mesas (que se hizo a finales del siglo XIX). Posiblemente ya existía en ese siglo, y en ese caso muy probable (se cita en 1907) quizá estaría situada junto a la desaparecida senda de los Muleteros.
El nombre de huerta del Quico ha de proceder del apodo de su antiguo propietario o rentero, un tal Francisco -seguramente- del que nada sabemos.
Pues en los últimos años es propiedad de mi familia, puedo describir a la perfección cómo era la casilla (pues huerta ya no se ponía en esa zona de la finca en que la tierra, por cierto, es catalogada de primera calidad). Esta casilla tuvimos que hundirla al ensancharse estos años la carretera y ser expropiados los terrenos laterales. Estaba ya algo fatigada y el tejado necesitaba ya de una reparación de urgencia. En fin. Constaba de tres habitaciones: la principal era la del centro, más grande que las otras, y era donde estaba la chimenea, con poyales a los lados, una larga tarima al frente y a cosa de un metro o algo más de ella otro largo poyal. Las tiseras, como en todas estas casas, estaban al aire, y dos ventanas a ambos lados de la puerta principal daban luz a la estancia. Fuera, por cierto, a ambos lados de la puerta principal (gruesa y de madera), había dos poyetes hechos de obra.
La habitacioncilla de la izquierda estaba destinada a las caballerías, con sus pesebres. La de la derecha, que yo destiné un día a hacer mi pequeño museo del labrador, estaba diáfana, e imagino que en su día serviría también de dormitorio o de habitación en la que guardar productos hortenses.
Junto a la casa había un pozo de noria, de forma alargada y con gran profundidad. Este lo tapamos al poco tiempo de adquirir la propiedad. También estaban la balsa, cuadrada, de anchas paredes y con un tabique central que dividía el cuadro. No sé si esta, que parecía algo moderna, sería la original de la huerta. Quizá no tuvo nunca otra. Tampoco queda nada de esta balsa.
Junto a la huerta (esa casa con su balsa), y también junto a la carretera de Las Mesas, en hilera, había unos olmos gigantescos que quizá recordaréis los de mi edad y, por supuesto, los mayores. Debido a la grafiosis, estaban enfermos y una vez cayó una de esas ramas grandísimas a la carretera, de modo que decidimos cortarlos (cuando digo "decidimos" quiero decir mi padre, claro, como ocurre en todas o casi todas las casas), como también se tuvieron que cortar un buen grupo de olmos ya en la tierra, junto al camino de las Hoyuelas, igualmente enfermos, en donde se veían los restos de otra antigua huerta, quizá más antigua.
La finca pertenecía a la familia Mendizábal. Después de ese tal Quico que dio nombre a esta huerta (y quizá otros), me recuerdan que la tuvo a renta José Buedo "Pancilla".
Fijaos que en el interesante mapa consistorial de 1907 ya se menciona esta casilla de huerta, a la que se le llama "Casilla de huerta del Quico". Una huerta antigua sin duda.
Y esto es todo lo que os puedo contar de la huerta el Quico. Ya sabéis que si alguno tuviera otra información que añadir a la aportada, ahí tenéis el cuadro de comentarios.
©Ángel Carrasco Sotos
En la huerta del Quico en los años cuarenta y parte de los cincuenta, José María Álvarez Mendizábal, tenía empleada a la familia que se conocía con el apodo "habas verdes", esta familia vivió ahí varios años, esta familia eran los padres de angelilla, que lo habrás oído en el pueblo, por su apodo, era muy popular en el lugar. Falleció hace un par de años.
ResponderEliminarGracias por la información, tío. No he escuchado ese apodo, pero lo preguntaré. Y nada, más información sobre esta huerta. Cualquier aportación enriquece. Un saludo.
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