Esta es otra de las composiciones poéticas tradicionales que nutren el Cancionero popular de la Mancha conquense. Si en una entrada anterior os dejábamos los mayos a la Virgen, esos que aún se cantan en la noche del 30 de abril (cumplido) a la Reina de los Ángeles de Pedroñeras en la puerta de la iglesia, ahora os quisiera traer los mayos a la Virgen de la Cuesta, los que se cantan a esa Virgen que compartimos con la localidad de Alconchel de la Estrella. Curiosamente se cantan (o cantaban, que no lo sé) el 7 de mayo, día de su festividad.
Mayos a la Virgen de la Cuesta
[Fuente: Agripina Bacete Navarro; Antonio Gallardo Izquierdo, Las Pedroñeras].
Eres, Virgen de la Cuesta,
más hermosa que ninguna;
a los pies tienes el sol
y a la cabeza la luna.
Las estrellas en el cielo
no tienen comparación;
Madre mía de la Cuesta,
resplandeces como el sol.
Eres azucena blanca
y del pecador consuelo;
eres la luz que iluminas
por este mísero suelo.
Eres como el arco iris
cuando se forma en el cielo,
con sus hermosos colores
que descienden por el suelo.
Madre mía de la Cuesta,
aquí me tienes esclava,
y os ruego por mí mismo
y por la paz en España.
El pecador afligido
en ti encuentra el consuelo;
si se arrepiente de veras
del cielo le vendrá el premio.
A vuestro Hijo divino
y a la Virgen soberana
me mandarás la licencia
y la salvación del alma.
Devotos de Pedroñeras
te venimos a traer
las limosnas ofrecidas,
Madre mía de Alconchel .
Madre mía de la Cuesta,
también te voy a pedir
por los frutos de la tierra
para que podamos vivir.
Como las flores de mayo
cuando están en su fragancia,
Dios te ha llenado a ti
de misericordia y gracia.
En ese cielo estrellado
donde tienes tu jardín,
con los ángeles hermosos
y Vírgenes más de mil.
Ya me despido de ti,
Madre mía de la Cuesta,
de cantar tus alabanzas
y cumplir con mis promesas.
Madre mía de la Cuesta,
prodigiosa sin igual,
te cantamos alabanzas
por toda la eternidad.
Puesta en cruz y de rodillas
me pongo a hacer oración,
delante del Rey del cielo
por todos pido perdón.
Madre mía de la Cuesta,
ya te doy la despedida;
en la hora de mi muerte
no me dejes, Madre mía.
Blanca flor de tu jardín
quisiera ser, Madre mía,
en cuanto de este mundo
me pongas en tu compañía.
Adiós, Virgen de la Cuesta,
adiós, que ya me despido,
que nunca me cansaría
de estar hablando contigo.
©Ángel Carrasco Sotos
Viva la virgen mas guapaaaa!!
ResponderEliminarViva la virgen de la cuesta todos a verla
EliminarViva la virgen de la cuesta todos a verla que tenga un día bonito
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