Os hablaba en este artículo (en realidad son dos: al segundo podéis acceder mediante el enlace que os pongo) sobre la consolidación de la escuela pública en Pedroñeras y la construcción del edificio de las conocidas como “Escuelas Viejas”.
Estuve hojeando estos días un libro de Mª del Pilar García Salmerón, titulado Educación y República en Cuenca (1931-1939). El libro, fruto de una tesis doctoral, es un tocho de más de 850 páginas que no aconsejo para una lectura de relajo antes de meternos en la cama. Sin embargo, es interesante echarle un ojo para observar determinados asuntos de interés, que pueden variar de uno a otro lector. El mío se ha centrado en espigar de aquí y de allá algunas referencias y datos que aporta sobre la escuela en nuestro pueblo, Las Pedroñeras, en esta época de levantamientos y contiendas. Y es que una de las principales bazas de La Segunda República se jugó en la educación, probablemente siguiendo preceptos que venían del krausismo y de la Institución Libre de Enseñanza.
Necesidades en 1931
Según se desprende del Libro de Actas de la sesión plenaria del día 12 de julio de 1931, el Presidente “expresó al Ayuntamiento la necesidad imperiosa de instalar convenientemente las escuelas nacionales, toda vez que los actuales locales que tiene arrendados el Ayuntamiento son a todas luces deficientísimos, por lo que sería conveniente solicitar al Estado las escuelas necesarias para que todos los niños puedan recibir la instrucción primaria base del desarrollo de todos los pueblos...”
Contaba por aquel entonces Pedroñeras con unas escasísimas y mal acondicionadas aulas para 1.198 niños y la concesión de creación de cuatro clases fue casi inmediata. Pero surgió un problema: el encontrar los locales adecuados para instalar tales aulas. Como escribe la autora: “Casi tres meses después de la creación el Ayuntamiento proponía a los albañiles que estudiaran las condiciones del salón que había en la parte alta de los locales escuela –que eran de propiedad municipal– por si fuera susceptible de ponerlo en condiciones de ser habitado. Para la instalación de las cuatro escuelas se acondicionó este local, se alquiló otro y se aprovechó la cesión que de dos locales hizo el diputado José Mª Álvarez de Mendizábal. Después de esta habilitación de locales para uso educativo, el Ayuntamiento decidió emprender la construcción de un edificio escolar para la localidad.”
Éste es el texto que extracta del expediente enviado por el Ayuntamiento al Ministerio: “Funcionan en este término siete escuelas, instaladas en locales alquilados, faltos de luz, ventilación, capacidad y de todas las condiciones pedagógicas y sanitarias y con la capacidad escolar de ellos no es posible atender a la mitad de los niños” (de la caja 4.192 del Archivo de la Administración de Alcalá de Henares. Sección del Ministerio de Educación, fuente primordial de este laborioso estudio).
Construcción de las “Escuelas Viejas”
Fue en marzo de 1933 cuando el Consejo informó favorablemente sobre los expedientes de construcción de escuelas en Las Pedroñeras y otros pueblos de la provincia. Las de nuestra localidad constarían de dos pabellones que alojarían independientemente a chicos y chicas. Ésta es la descripción del proyecto de construcción de las Escuelas Graduadas de nuestro pueblo en palabras de Pilar García (que vuelve a recurrir al archivo complutense):
“Su proyecto de construcción se debe al arquitecto Germán Tejero de la Torre, que pensó distribuir las ocho secciones de que constaba la graduada en dos pabellones separados e independientes de 660 m2 cada uno, asentados sobre un solar de 3.680 m2 cedido por el político José Mª Álvarez de Mendizábal. El presupuesto de ejecución se cifró en 184.457 ptas., de las que el Ayuntamiento tendría que ingresar el 20% antes de que fueran subastadas las obras. Este precepto no fue cumplido por el Ayuntamiento hasta febrero de 1935, lo que motivó un retraso en el inicio de las obras. El comienzo y desarrollo de la Guerra impidió la finalización de los edificios escolares.
»Cada uno de los pabellones proyectados constaba de dos plantas con dos aulas en cada una, una sala dedicada a los trabajos manuales, un despacho, dos guardarropas y los servicios [de los que, según me cuentan mis padres, en principio sólo hicieron uso los maestros, que llevaban su propia llave para acceder a ellos].
»Destaca de esta construcción su aire modernista, que contrasta con el estilo de las edificaciones de Villamayor o Belmonte.
»Los edificios fueron concluidos después de la Guerra respetando su estructura original y actualmente están ocupados por un Centro Público de Enseñanza Primaria.”
Los planos
Y éstos, por último, son los planos primitivos originales de nuestras queridas (por recordadas) escuelas, en las que yo –como mi padre– recibí una miaja de mi primera enseñanza (y un curso, curiosamente, de parte del mismo maestro, don Jesús, que una vez me espetó, posiblemente con más razón que un santo, que mi padre había sido mejor que yo).
CONTINÚA AQUÍ.
[Este artículo fue publicado en el periódico Pedroñeras 30 Días, número 52, julio 2006]
©Ángel Carrasco Sotos
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